miércoles, 3 de junio de 2009

Psicoanálisis

La delgada joven parecía confusa entre aquellas cuatro paredes. Estaba recostada sobre un sillón, mientras a su lado, en una silla de madera acolchada estaba un hombre sentado con un lapiz y un bloc de notas. La decoración era muy minimalista; al fondo un gran ventanal que iluminaba una habitación cuadrada desnuda, salvo por una planta de plástico en una maceta en una y un escritorio en la esquina opuesta.
El psicólogo, de arte freudiana, observando los cortes, tanto horizontales como verticales, en ambos brazos de la chica, preguntó:
-Supongo que vienes por eso, ¿no?
-Sí - contestó tajante la muchacha, de apenas dieciocho años.
Entablaron rápido conversación. El psicoanalista no debaja de hacer preguntas mientras la muchacha miraba con exasperación su reloj digital intentando calcular cuánto quedaba para que acabase el suplicio.
El psicólogo continuó con su retahíla; el hecho de enfatizar conflictos pasados no resueltos podría ayudar a la chica, siendo la suposición de que la identificación y resolución de tales coflictos suprimiría la ira que alimenta su comportamiento autodestructivo. Lo cual implicaba estar hablando todo el rato del pasado; lanzando preguntas directas en torno a su vida más privada.
-Define a tus padres con una sola palabra.
-Normales.
Pasadas media hora, el psicoanalista estaba confundido, no conseguía hallar una causa razonable y lógica; todo parecía perfectamente en orden. Viendo el gesto pensativo del psicoanalista, Laura preguntó:
-¿Qué me pasa, doctor?
-Bueno, Laura... ¿De qué forma ves tú el trabajo y el futuro laboral?
-Como una mierda. Quiero decir, trabajemos de lo que trabajemos seguiremos siendo esclavos de nuestro trabajo, y sufriremos cuando haya que hacerlo, y cuando nos llegue la hora, moriremos igualmente.
Aquello iluminó la mente del letrado.
-Bueno, Laura... Mi única teoría para explicar esto guarda ahora relación con la aceptación del fracaso. Verás, la salud mental; y así como los comportamientos no desviados; vienen constituidos en gran parte por la aceptación de limitaciones derrotistas. Esto, en palabras normales significa: madurar es igual a resignarse. Pues el éxito y el fracaso no son más que la satisfacción o frustración del deseo; el cual puede ser predominantemente intrínseco, basado en nuestros impulsos y metas personales; o extrínseco, alienado y estimulado primordialmente por los modelos de conducta social y la publicidad. Tu concepto del éxito y el fracaso opera sólo a un nivel individual, en lugar de a uno individual y social. Debido a esta incapacidad para reconocer las recompensas sociales, el éxito y el fracaso sólo son experiencias pasajeras para ti, pues esa experiencia no puede apoyarse en el estatus social recibido por la riqueza o el poder; o en caso de fracaso, por estigmas o reproches...
-Así que todo se reduce a eso: soy inconscientemente una nihilista pasiva.
-Más o menos, Laura. Aún es pronto para sacar esas conclusiones, pero temo que por ahí van los tiros... Al no poder reconocer las recompensas sociales, niegas una de las mayores fuentes de felicidad para ti, siendo tu propio concepto de felicidad lo único operable en tu mente. Aunque no quiero que todo esto sirva como ejemplo para ejercitar una banal búsqueda de satisfacción social que absorva y canalice un comportamiento situado fuera de los cánones mayoritarios. La verdadera respuesta a todo está dentro de ti, Laura, y yo te ayudaré a buscarla. Al menos hemos encontrado un posible causante de la infelicidad, pero eso no es todo, Laura, hay que ir más adentro.
El tiempo se acabó. Laura se marchó con la mente más abierta que nunca, con nueva hora para la semana que viene. El psicólogo se sentía feliz: había salvado una mente. Si podía salvar una, podía salvar muchas más, se dijo a sí mismo.

2 comentarios:

  1. Ahí va mi sugerencia utópica:

    Vaya, tres días sin ver tu blog y publicas mil y un relatos. Sólo he leido este, pero creo que he hecho la mejor elección.
    Vuelvo a decirte que me encanta como escribes, y sobretodo el léxico que utilizas, haces que entender tus textos sea una tarea de aprendizaje (en mi opinión), y eso me gusta.

    ¿Contarás alguna vez por qué Laura se cortó las venas?

    Enorabuena de nuevo.
    Un Beso :)

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