martes, 2 de junio de 2009

Despertar resacoso (I)

Me levanto. Sudo, estoy cansado, me duele la cabeza, la boca me sabe a colilla, tengo el estómago revuelto... Una vaga sensación de disconformidad me indica que ya debería de ser la hora de que eso cambiase. Voy a mirar el monedero, y... Los 20€ de ayer me los he gastado. ¡Sorpresa! Como cada fin de semana. Ahora juraré dejarlo, pero al viernes/sábado siguiente reincidiré. Así de predecible soy. Y qué demonios, hay que seguir la rutina.
Marco con una X en el calendario el día que es para recordar los días que he bebido, y no excederme. Por ahora el récord va en 4 días sin beber.

"En menudo estado llegaste anoche", me reprocha mi padre. Ya, papá, en menudo estado. De hecho, no iba en ningún estado. Había bebido un poco, pero ya está. Si fuese en algún estado probablemente no habría vuelto.
Mi madre me regaña. Me dice que debería estudiar, buscarme un trabajo, echarme novia; hacer algo. Ella considera que un grado superior es hacer nada. Ve a la universidad, me dice.
Me dice que soy un buen hijo, muy inteligente y que estoy desperdiciando mi talento. Soy inteligente, me dice, ve a la universidad. Sí, claro, mamá; sudé horrores para acabar bachiller y soy inteligente. Pero qué remedio. A los ojos de nuestros padres somos unos triunfadores natos, no pueden aceptar que seamos los últimos capullos bajo el sol que merezcan seguir con vida. Aún así, aguanto y me trago mi propia rabia, soporto las humillaciones, agacho la cabeza y contesto a todo con un "Sí, mamá". Discutir sería fútil. Además, ¿no es eso lo que hacen los buenos hijos?

He caído en la cuenta de que todo es una farsa y está mecanizado. Ya es predecible cuándo caerá una nueva bronca y sobre qué tratará. Lo bueno de la familia es el billete de veinte que puedes llegar a sablear impunemente... No, lo verdaderamente bueno de la familia es cuando no hay nadie. Brindemos por ese porro bien liado sobre la mesa de la cocina, o por la peli porno vista en alta definición en la tele de plasma de papá.

El móvil suena. Es Pedro.
-Eih, yonqui, ayer te vi apagado; no bebiste nada. ¿Qué pasa?
-Nah, no tenía muchas ganas...
-Oye, ¿te vienes a curar la resaca?
-No sé si...
Curar la resaca para ellos significa anestesiarla con más bebida, o algún otro tipo de sustancia. Miro el calendario y mi monedero, más vacío que nunca.
-Hay marihuana- me dice.
-Estaré en tu casa en veinte minutos.

3 comentarios:

  1. A mí el verano me gusta, y si sudas ponte menos ropa. La intención era más melancólica que erótica asi que no me tientes Andrés. No quieras despertar el lado erótico de mi literatura.

    Un beso Mr. borde...

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  2. Eso está basado en hechos reales. No sé si en los tuyos, pero en los de cientos y cientos de jóvenes, seguro.

    Me encanta cómo escribes, porque muestras la realidad tal y como es, sin falsedades, sin hipocresías. Y a quien no le guste, que no mire.

    Un saludo

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  3. Bueno, es una introspeccion directa, los pensamientos son fugaces e inconexos.
    No van las tildes fuu

    A ver que haces de este personajillo

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