lunes, 15 de junio de 2009

Cómo mandarlos a tomar por culo

Rubén sale de la cama y se pone junto al espejo. Yo hago lo propio, para subirme cómodamente las bragas, las cuales recogen parte de su espeso semen que se me deslizaba piernas abajo.
Miro su polla colgante, casi de aspecto culpable. Se vuelve y dice "No lo entiendo". Yo me vuelvo a tumbar sobre la cama, retorciéndome para expulsar el último espasmo de frustración.
"Me han puesto demasiadas horas estos últimos meses,", dice, "ya sabes, con esto de la crisis hay que esforzarse más. Y joder, ya ni tengo tiempo para ser yo mismo. No tengo tiempo para ser Rubén. Pero, ¿a quién coño le importa Rubén? A esos cabrones del trabajo no, por supuesto."
Casi ni presto atención a su lastimera elegía a las corridas prematuras, en vez de ello, emprendo el descenso por esa escalera de caracol de la conciencia que lleva hasta el estado de sueño.
"¿Nica? ¡Nica! ¿Me estás escuchando? ¡Mónica, por Dios!"
Siempre me llama Mónica cuando quiere dar a entender la gravedad o seriedad del asunto. Me limito a responder con un onírico gruñido mientras él sigue ladrando.
"El caso es que tenemos que normalizar nuestra relación. Ya sabes, estoy a dos pasos de mandar a tomar por culo a Maite. En lo que a sexualidad respecta es demasiado fácil, no me otorga ningún reto", dice, dejando que una brisa de satisfacción recorra sus palabras.
Tal vez el ego masculino sea frágil, pero en lo que a mi experiencia se refiere, le cuesta más bien poco recuperarse. "Quiero decir,... quiero que lo nuestro sea una relación real, Nica. Quiero que sea..., pues eso, joder, real. ¿Entiendes lo que te quiero decir, cariño?"
Tras haberme incorporado a la retahíla de polvos de Rubén, supongo que es un honor ser ascendida al estatus de amante. Pero como que no.
"¡Mónica, joder! ¡Ni siquiera me estás escuchando!"
"¡Pues claro que no! Si no puedes ni echarme un polvo decente, por lo menos déjame dormir un poco."
Entonces él se sienta al borde de la cama, respirando pausadamente. El descenso y ascendo de sus pectorales, se me antoja parecido a un animal herido en la penumbra, intentando decidir si contraatacar o huir.
Espira de un tono petulante y posesivo que últimamente se está volviendo propio de él, y me planta un beso en la mejilla, como creyendo que eso lo soluciona todo. A mí, que sólo soy un jodido segundo plato, la que llena su cama cuando las discusiones con su novia la llevan a marcharse de casa.
Entonces lo dice: "Me recuerdas tanto a ella". Y caigo en la cuenta de que es lo único que puedo hacer. Ya va llegando ese momento.
Las semanas de trato deferente que se han acumulado hasta formar esa masa crítica que te da la bastante fuerza como para mandarles a tomar por culo sin ceremonias.
"Vete a tomar por culo", le suelto, mientras me levanto y me pongo el sujetador. No sé porqué me molesta que me vea las tetas ahora, cuando desde hace unas semanas ha hecho con ellas lo que le ha querido. Quizá sea un signo de que ya nuestra relación, si se le puede llamar así, es historia. Au revoir.
La inmovilidad del oscuro contorno de Rubén, y su silencio gélido me dicen que he dado en el blanco y por fin lo ha entendido.
"¡Vale, pues que te den por culo! Eres una niñata, Mónica, una jodida arpía arrogante. Supongo que ahora te creerás el no va más porque aún no se te han caído las tetas, pero créeme, algún día lo harán. En esta vida vas a tener unos problemones que te cagas."
La insatisfacción sexual y las discusiones se las puedo perdonar, pero en tándem ni de coña. Es intolerable.
Salgo por la puerta dando un portazo, pensando en lo bien que me vendría ahora echar un polvo para liberar tensiones y sudar un rato.
El problema nunca estuvo en los penes, a no ser que seas una vacaburra con un tunel entre las piernas puedes follar con cualquier cosa, sea cual sea su tamaño. O bueno, casi cualquier cosa.
El problema no está en los penes, no, más bien en sus adjuntos. De tallas mentales muy diversas. Con los años, la mayoría de chicas se convierten en mujeres, pero en realidad los hombres nunca dejan de ser niños. En eso les envidio, su capacidad de revolcarse entre la necedad y la inmadurez, cosa que siempre me esfuerzo por imitar. Aunque puede resultar odioso cuando una siempre se lleva la peor parte.

4 comentarios:

  1. Mónica tiene huevos, lo admito. Cuesta estar de acuerdo con el final de relato teniendo en cuenta que un chico de 17 años es capaz de retratar de ésta manera la realidad, supongo que eres un caso aparte de esos que sólo conoces via internet. Bueno, ya me entiendes.

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  2. Pues muy bien que hizo al marcharse. Bastante tenemos cada uno con nuestras propias miserias como para cargar con las de los demás. Y menos si no te beneficia en nada

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  3. No te conozco, y he llegado aquí rondando por blogs, acto fruto del aburrimiento. He leído bastantes textos, porque cada uno me ha catapultado al siguiente, y pensaba sólo seguir pasándome por aquí de manera esporádica, pero al llegar a la entrada '¿Anarquía?¿O libertad e igualdad?' no he podido resistirme a dejar un comentario: Qué grande.
    saludos :*

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