domingo, 31 de mayo de 2009

Tales from another broken home

Cuando entro a casa me doy cuenta de que algo va mal. Puede notarse en el ambiente. Al principio pensé que sólo era mi imaginación, pero no; caí en la cuenta de que no cuando vi todas aquellas maletas apiladas al lado de la puerta. Comencé a notar la sensación de desastre inminente, ese escalofrío que comienza con un cosquilleo en la nuca y termina con una sensación de estrechez en el estómago.
Me adentro en el salón y la veo a ella. Está guardando sus cosas en el bolso. Me dispongo a decirle algo, pero la angustia me paraliza. Entonces coge a Sofía en brazos y, cuando se dispone a salir, se tropieza con la mayor piedra con la que podría tropezarse todo ser humano:
-Cariño... ¿a dónde vas?
-A... a casa de mi hermano -dice entre casi sollozos-, ya sabes, últimamente las cosas no han marchado demasiado bien entre nosotros. Llevo cierto tiempo intentando decirtelo, pero no he encontrado el momento... indicado. Pensaba dejarte una nota...
En ese momento es como si todas las alegrías de mi cuerpo se compactaran formando una masa pastosa que se me acumula en la garganta, asfixiándome.
-Es que... ya sabes cómo están últimamente las cosas entre nosotros -se disculpa-, necesito tiempo para pensar.
El gesto de su rostro me indica sensación de culpa. Ay, no.
-¿Para cuánto tiempo y tal? Quiero decir, ¿cuándo volverías?
-Unos días... no lo sé.
Unos días. Por el tamaño de su equipaje, algo me dice que será para toda la vida.
-Cariño, por favor...
Intento decir "Por favor, no te vayas", pero de alguna manera las palabras se atrancan con la masa pastosa de mi garganta.
Ella sacude lentamente la cabeza, y coge el bolso. No voy a sacar nada con esas, no está dispuesta a hablar. Siento una gran crispación incubándose en mi interior que necesita salir al exterior, pero intento asfixiarla; no quiero montar una escenita delante de la niña. No, ella no se merece algo así.
La niña, Sofía, me mira y yo fuerzo una sonrisa para ella.
-Si me necesitas, ya sabes dónde encontrarme -dice, después de adelantarse un paso pero antes de encaminarse hacia la puerta.
Quiero estrecharla entre mis brazos y decirle que la quiero, y que siempre será así. Quiero decirle que se quede para siempre.
Pero no digo ni una palabra porque simplemente no puedo; sencillamente no puedo. Y tengo tantas que decirle... Pero soy incapaz de sacarme las palabras de la boca. Es como si fuese físicamente incapaz de hacerlo; la impotencia hace que todas las palabras que me gustaría decirle se me acumulen en la garganta. La impotencia... se va apoderando de mí, mientras observo cómo se dirigen hacia la puerta.
Cuando llega al marco la abre, y enconces se da la vuelta. Sofía me mira, me sonríe y me dice "Hasta mañana, papá", mientras yo logro dedicarle un adiós con la mano. Ella se dispone a decirme algo, va abriendo lentamente la boca, pero entonces se decide en contra y sale rápidamente por la puerta.
Y se han ido, joder, se han ido del todo.
Me asomo a la ventana y les veo bajar por la calle. Alejándose, alejándose de mí. Cuando se han perdido de vista, me desplomo sobre un sillón.
El gato, Cuki (le pusimos ese nombre porque lo eligió Sofía), se sube de un salto a mi regazo. Comienza a restregarse de manera cariñosa, le acaricio la piel y comienzo a llorar, con unos sollozos secos y sin lágrimas, como si padeciera de algún tipo de ataque.
Consigo retenerlas, mientras Cuki se acomoda en mí, hecho un ovillo sobre mis piernas. Lo cojo en brazos y lo abrazo.
-Cuki... eres lo único que me queda.

4 comentarios:

  1. auch, me has hecho sentir como si me abandonasen a mí también... voy a entretenerme un rato si te parece en leer tus relatos, que me están gustando.

    {gracias por no dejar a Machado incompleto en mi blog :)}

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  2. Entre que estoy sensible y esto... me he terminado de deprimir. Transmiten mucho tus palabras.

    Besos

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  3. Tranquilo, creo que después de Saló no me voy a asustar por una "Mamada escabrosa".

    De Murcia capital ^^

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  4. Bueno bueno Andrés, he vuelto y como cada Domingo vuelvo a ponerme al día con tu compulsiva escritura. Bueno, parece que empiezas a tener reconocimiento en éste mundo ¿no? Me alegro, sabes que soy tu fan. Sigo enfadándome, odiando y enamorándome de tus personajes. Alicia me cae bien, tiene un par de huevos.

    ¿Sabes? "Mamada escabrosa" me ha recordado a cierta tarde en la que ejerciste de estilista.

    PD:Me he comprado dos pulseras azules.

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